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“La chica que quería ser Dios” : Melly Peraza

Melly Peraza

En la vida de Silvia Plath, poetisa Norteamericana,se advierte una personalidad frágil y temerosa que arrastra un psiquismo inquietante. Algunos aspectos de su ambición y búsqueda del éxito literario, parecieran chocantes y conun sentido aberrante de la perfección. Muchos de sus poemas son feroces, alusivos al mundo animal.

Autora de una interesante obra, entre relatos, sus poemas y cartas, se sugestionó con el sueño de que la vida debe ser perfecta. Escribió 696cartas a sus seres queridos. Este sueño u obsesión la llevó a tener una vida triste y fatídica.

Escribió varias veces: “Nunca, nunca, nunca alcanzaré la perfección que anhelo con toda el alma, sé que mis pinturas, mis poemas, mis relatos, son pobres, muy pobres reflejos”

En su libro epistolar: “Cartas a mi madre”  revela un esplendoroso ejemplo de: “el drama del niño dotado” en sus páginas hay un reflejo de tristeza e impotencia exagerado, pero también se percibe como una excelente equilibrista de su idioma.

En uno de sus escritos a los 17 años, ya con un sabor depresivo, advierte: “Me asusta hacerme mayor, me asusta el matrimonio, quiero librarme de cocinar tres veces al día, de la inexorable jaula de la rutina y los hábitos mecánicos”

¿Qué es y cómo puede ser la vida de un escritor depresivo que trata de romper los paradigmas que lo marcan intentando suicidarse una y otra vez?

¿Tal vez, mientras escriben…se van despojando de las vidas falsas que viven en sus obras hasta quedar totalmente vacíos, solos, convertidos en fantasmas? ¿Tal vez se otorgan el privilegio de creerse libres?… en mi opinión, no lo son, porque a pesar de tantos personajes que transitan entre sus páginas, sus preceptos y dogmas libertarios terminan alejándolos de los otros, de los suyos, de su vida.

Silvia Plath, nació en Boston: 1932, muereen 1963. Su obra más representativa: “La campana de cristal” un libro semiautobiográfico, un reflejo sicológico de la autora con la historia de vida de Esther Greenwood;  su alter ego.

La vida de esta mujer fue tan efímera como un respiro, como un sueñoenque atrapó a un insecto y lo dejó volar, una pesadilla dolorosa semejante a la luz de una linterna que gira incesante sin encontrar el punto de equilibrio. Escribió su primer poema a los ocho años y tuvo su primer intento de suicidio al ingresar a la Universidad.

Fue la primera poeta que ganó un premio Purlitzer(póstumo) por sus: “Poemas completos”

El celo literario que nació dentro de su matrimonio fue para ellatraumático y destructivo, fungió como un monstruo empecinado que acechó su vida de  pareja hasta que la desintegró.

Después de su rotundo fracaso matrimonial con el escritor Ted Hughes, se detona en Silvia Plath la mujer depresiva, y comienza su triste peregrinar por diferentes psiquiátricos. Pasado un tiempo se repone, se gradúa con honores y es becada para algunas universidades en el extranjero… siempre está escribiendo.

En su primer poema: “El coloso” desnuda su dolor y hace alusión a un aborto quela marcó y dejó una huella profunda e imborrable en su espíritu.

¿Qué empujó a esta mujer a traspasar esa líneamisteriosa que separa la vida de la muerte? Pudo ser el duelo inconcluso por el fallecimiento de su padre cuando ella tenía nueve años, la frustración de su matrimonio deshecho, verse con dos hijos sola y en precaria situación económica. Tal vezel detonante; fue su soledad…

La historia de amor de SiviaPlath, con el escritor Ted Hughes, quien después de la muerte de esta supervisó todos sus trabajos y destruyó parte del diario donde la poetisa habla de su convivencia de pareja. Fue una dependencia con sabor de tristeza con tintes fatídicos.

“Tres mujeres” un libro donde se plantea como feminista y narra su maternidad de manera sublime. En “Ariel” marca un punto de reflexión con sus primeros trabajos,y se perfila como una obra dramáticaen que la autora muestra ciertas incongruenciasy manifiestaun descenso marcado hacia las sombras nefastas de la locura.

En el perfil personal, tanto como en la creación artística de esta escritora, se huele, se palpa la influencia visible de su discordante forma de ver el mundo. “La campana de cristal” es una muestra en su ánimo ya decaído, una obra triste, melancólica, depresiva, inconclusa en sus presagios y siempre atisbando entre sus letras el tema de la muerte y el desprecio a la vida.

Silvia Plath: esencia de mujer, madre,  escritora inmersa  en lucha constante contra sí misma, contra su tristeza corrosiva guardada desde los nueve años, el recuerdo fustigador clavado en un rincón de la memoria. Una melancolía que estuvo presente en todos los momentos de su vida, hasta en los más sagrados, como el nacimiento de sus hijos. Siempre pretendiendo ser feliz, aunque su felicidad y su sensación de abandono fuera como beber un vaso de hiel para destruir esos momentos.

“El coloso” “Ariel” “Cruzando el mar” sus obras más destacadas, las que, tal vez  escribió entre el vaho de madrugadas insomnes, los recuerdos de su frustrado matrimonio, de su amor desintegrado o mientras dormían sus hijos, siempre huyendo de su realidad…

“Ariel” uno de sus últimos trabajos, marca un punto reflexivo de sus primeras obras, uno de los más inquietantes. En esta deja notar sus crudos debates acerca de su trabajo poético, su lucha interna y la rivalidad con las obras de Hughes.

En la plenitud de su vida, a los 31 años, en la imposibilidad de conseguir una vida de paz, y con un espíritu débil e indeciso que no le permitió aprender a vivir en una sociedad caótica, Silvia Plath decidió prolongar su sueño de escritora en el más allá. Saltó las barreras del misterio entre vida y muerte; suicidándose. Abrió las llaves del gas e introdujo su cabeza al horno de su estufa y emprendió el viaje sin retorno hacia su propia redención.

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